Caminante no hay camino... se hace camino al andar
Caminante son tus huellas El camino nada más; caminante no hay camino se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino sino estelas sobre el mar
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¡¡¡ Ya estoy en Galicia !!! Cada vez queda menos. Ya he bajado de los 150 kilómetros. La cosa ya se huele… El día comenzó un poco duro por la ampolla, pero con la inestimable compañía de Luis Mari, los primeros 10 km. se pasaron volando. En Trabadelo me paré a descansar un poco pero él siguió. Ya no lo he vuelto a ver en todo el día. Por una parte me da pena, pero por otra me gusta recuperar un poco de soledad. De todos modos seguro que lo vuelvo a encontrar. Al poco rato desayuno y después empiezo a hablar con Pedro, un chico asturiano muy majote. Me ha preguntado si me podía ayudar porque me ha visto cojear… Luego hemos empezado a charlar un todo un poco… El bilingüismo, la política, la fe, la Iglesia, el trabajo…Resulta que el tío es un poco como yo… Rojillo y creyente… Que buen rato hemos pasado charlando.
A mitad de subida al Cebreiro nos hemos separado aunque luego nos hemos visto arriba.
Una subida durilla pero muy bonita, vale la pena. Al llegar arriba he entrado a la Iglesia y casi me pongo a llorar de la emoción. Que ya he llegado a Galicia !!! Le he dado gracias a Dios por haberme dejado llegar hasta aquí. Ha sido un día muy bonito. Luego he llegado al albergue y hoy toca charlar… Hoy somos mayoría de españoles y además charradores…
Me saco el sombrero con un abuelo italiano de más de 80 años que hay en el albergue. Ha tenido un infarto cerebral grave y el tío está haciendo el Camino. Su etapa ha sido Cebreiro – Hospital da Condesa (6 km) a pasito de tortuga. Eso es coraje…
Y luego he estado hablando con Mónica, una chica periodista de Madrid que ,como yo, se ha dejado a la pareja en casa… Y era increíble como llevaba los pies, hinchados como un elefante y con una cantidad de ampollas, que me río yo de las mías…
Es increíble ver la cantidad de gente que está cansada del modo de vida que llevamos en occidente y como cada vez más gente intenta buscar algo más…
Entrando en Galiciaaaaaaa !!!!!! En el alto de San Roque
El camino vuelve a llevarme por caminos no previstos. Lo que había adelantado el día de Astorga, lo he perdido hoy por la ampolla infectada. Ha sido un verdadero calvario… Dolor en el dedo, dolor en el resto del pie por apoyar mal y dolor en la otra pierna por apoyar todo el peso en ella. Menos mal que Luis Mari ha ido todo el día conmigo y con la charla ha sido más llevadero que si no…
En Ponferrada me han curado y me han puesto la vacuna del tétanos, por cierto, que mala leche tenía el médico… Entre Cacabelos y Villafranca hemos parado a tomar una cerveza en un chiringuito muy casero de un matrimonio mayor y cuando Luis Mari le ha dicho a la señora que era vasco… No veas la reacción… Que si la mitad de los vascos eran esto o lo otro… Cuantos prejuicios hay en este país…
Llegar a Villafranca ha sido un verdadero alivio, ha sido un día realmente duro. Por la tarde he vuelto a ir al médico a que me curaran la herida y a misa y luego he cenado como Dios manda, que hoy mi estómago ya ha estado perfecto. Lástima de ampolla no hay ningún día perfecto.
Hoy el paisaje ya ha cambiado mucho. Empiezan a verse árboles y monte otra vez. Se nota que Galicia está cerca. De hecho hoy he llegado al Bierzo, que es casi medio gallego. La salida fue un tanto dura, la ampolla del dedo meñique me ha molestado bastante durante la primera hora. A Fran y Encarni no les he pillado hasta Rabanal del Camino a 11 km. de Santa Catalina. He vuelto a ir con ellos un buen rato, aunque luego ya me he despegado y no les he vuelto a ver. El que me ha pillado ha sido Luis Mari, el vasco, que tío, como le zumba. Hoy se ha cascao 45 km. y estaba fresco como una lechuga.
Se agradece el cambio de paisaje. La sequedad del páramo provocaba sequedad interior. La montaña y el bosque provocan otros sentimientos.
La bajada, que prometía ser durísima, lo ha sido, pero la verdad es que las rodillas han aguantado bien, pero si no es una cosa es otra. A partir de Manjarín me ha empezado a doler el estómago y he pasado una tarde malísima. De hecho he estado durmiendo de 17.30 a 19.00. Ni siquiera he ido al pueblo y eso que tiene río para bañarse y es bonito, pero estaba tan flojillo que he decidido quedarme a descansar.
Hoy ha costado arrancar. Me dolía la espalda, las rodillas y la ampolla del dedo meñique. Pero la verdad es que una vez he arrancado, he tirado bastante bien. He caminado con Fran y Encarni, una pareja de Elche, que además hablaban valenciano. Es curioso, porque hay palabras que no entienden, como ‘escombra’… Son muy majos, anoche cené con ellos y hoy nos hemos ido viendo todo el día y al final nos hemos quedado en el mismo albergue.
Las rodillas parece que empiezan a dejar de molestar, pero a ver mañana que pasa con el descenso del puerto de Foncebadón, que tiene una pinta muy chunga. Y la espalda parece que también me respeta, al menos mientras voy caminando…
Mansilla de las Mulas – Villadangos del Páramo (39,5 Km)
Hoy ha sido un día con varias caras. He salido a las seis hacia León y he llegado sobre las 10.15. Bien, pero al llegar a la catedral notaba una pequeña molestia en el dedo meñique del pie derecho y resulta que tenía una ampolla de cuidado… He estado un rato curándola y he perdido bastante tiempo porque durante un rato tenía que ir despacio. Luego ya se me ha echado encima el calor y a la una me he parado a comer.
Eran las 13.30 cuando he empezado a andar y todavía me quedaban unos 13 kilómetros para llegar y lo que parecía ser un calvario por el calor, al final se ha mitigado un poco con la conversación con un chico coreano que trabaja de arquitecto en Madrid. Se llama Jaehoon aunque sus amigos le llaman che.
La pega final es que una vez me he enfriado, me duele un poco la parte baja de la espalda y el dolor baja un poco a la pierna… Espero que no sea nada…
Hoy ha sido una etapa bastante más suave. La mitad he ido con Luis Mari, el vasco, con el que he ido charlando los primeros 18 km.
Al llegar a Mansilla lo vuelvo a encontrar, y después de dos horazas de siesta nos vamos a echar unas cañas. Luego cuando voy a hacer la cena, topo con Xabier, otro vasco de Tolosa que anda con Roberto, de Siena, y con Lucia y Sara de Bologna. Me invitan a cenar con ellos y pasamos un buen rato. Menos mal que la jornada no ha sido tan mala como ayer. Y mañana León, la última capital antes de llegar a Galicia…
Extenuado, agotado, destrozado. Así he acabado hoy. Ha sido una etapa muy dura, a nivel físico porque ha sido muy larga y a nivel mental por la soledad y por las interminables rectas y llanuras que se han ido sucediendo. Además ha hecho bastante calor y no había ni una triste nube. Menos mal que el viento ha aliviado un poco el calor.
Está claro que el hombre es un ser social. Yo que venía, entre otras cosas, para estar solo, por primera vez en todo el camino me he sentido ‘demasiado’ solo.
También es el primer día que después de la ducha necesito desesperadamente tumbarme.
De hecho creo que he cogido algo de insolación, porque con el calor que hace, tenía escalofríos, aunque después de una buena siesta se me ha pasado.
He vuelto a ver a Luis Mari, el vasco que ví por primera vez en Castrojeriz.
Hoy salgo tarde, pero aún así la mañana cunde porque en menos de cuatro horas estoy ya en la mitad de la etapa gracias a José, un abogado de Alicante muy salao. Allí paro a desayunar y él continúa, pero al poco me encuentro con Carlos, de Madrid, con el que también coincidí en el albergue de Castrojeriz. Hasta Frómista el camino se hace agradable, pero a partir de allí, el calor aprieta y el final de la etapa, sin una sola sombra, se hace duro. Quería probar a llegar a Carrión de los Condes, pero con el calor que hace me quedo en Villalcázar de Sirga, donde hay dos hospitaleras muy agradables, Antonia, de Montcada y Maria, Italiana. Paso una tarde muy relajada y descansada charlando con unos y otros, sobretodo con Jose Ignacio, de Murcia. Hablamos de lo diferente que es la vida en el Camino a la vida diaria en las ciudades y en la rutina. Él ha hecho ya varios trozos de camino, pero esta vez seguramente lo va a dejar porque tiene un pie fatal, hecho una pura llaga.
Ceno con las hospitaleras y Giorgio, el hospitalero saliente que ahora se va a Ponferrada otros 15 días… Que espíritu… Además me curan la ampolla del talón izquierdo con un arte… Yo por más que pinchaba no había forma de que saliera más líquido…
