Caminante no hay camino... se hace camino al andar
Caminante son tus huellas El camino nada más; caminante no hay camino se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino sino estelas sobre el mar
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Después de despedirme de Merche con pena, salgo de Burgos y esta resulta ser una jornada, no aburrida, pero en la que voy todo el día solo, absolutamente solo, admirando la grandeza de la meseta castellana y sintiéndome como una gota de agua en el océano. Devoro kilómetros y kilómetros pensando en muchas cosas, una de ellas es que estoy decidido a hacer un blog.
Tan solo hablo con un hombre holandés y con dos hospitaleros franceses muy agradables en las ruinas de San Antón. Llego a Castrojeriz y el pueblo es eterno… no se acaba nunca !!!
La tarde-noche ha sido más interesante. Después de visitar la Iglesia de San Juan, he cenado, como no con un italiano y después he hecho de traductor. Había una pareja mayor de franceses intentando explicar algo a los hospitaleros y no había forma… Estos franceses ponen menos de su parte… Pero bueno al final conseguimos echarles una mano, porque un amigo suyo canadiense había perdido la riñonera con el pasaporte, el billete vuelta… y se había ido a la embajada a Madrid. Pero la riñorera ha aparecido y hay que ponerlos de acuerdo con los hospitaleros de Hornillos que es donde el canadiense ha parado por última vez.
También hemos estado hablando un rato los hospitaleros, un chico de Madrid, Carlos, un vasco, Luis Mari y yo.
Un día increible., Salgo a las 6 en punto, puesto que quiero llegar pronto a Burgos, porque Merche estará allí esperándome. Tengo muchas ganas de verla. Hace un frío terrible, de momento es el día más frío, pero después de desayunar y subir la sierra de Atapuerca, cuando comienzo a bajar me encuentro con tres presuntos italianos… Uno de ellos se llama Alberto y es cubano y sacerdote. Comenzamos a hablar y nos tiramos prácticamente hasta Burgos charlando. De todo, pero sobre todo de la fe. Me explica su vivencia en Cuba, lo que ve en Europa, y luego ya nos ponemos a explicarnos cosas más personales. Le hablo de Merche, el me habla de su vocación… Una conversación muy enriquecedora. Al final hasta nos hemos dado los teléfonos y el e-mail.
Al dejarlo con Piero, uno de los italianos, pongo rumbo ya al centro de Burgos y sobre las 11:15 me encuentro con Merche… Y no se asustó de mi barba !!! Pasamos un día fantástico, comimos super bien en Casa Ojeda y por la tarde fuimos a dar una vuelta y a misa a la catedral, y, sorpresa !!! la misa la dio Alberto, y pudimos charlar un momento con él… Luego picamos algo y a dormir a un hotel ¡¡¡ Sin saco !!! Ha sido un día muy, muy especial.
Hoy ha sido el primer día que he caminado absolutamente solo. Había muy poca gente por el camino. Se nota que entramos en Castilla. La gente se ‘raja’. Algunos lo dejan en Logroño, otros en Burgos, y otros empiezan en León. No todos se atreven con la soledad castellana, y no me extraña. La soledad asusta, pero a la vez es necesaria. Aunque precisamente hoy, había algo de montaña, los Montes de Oca, que comparados con la subida de Saint Jean a Roncesvalles, no llegan ni a colinilla. Pero bueno, la cuestión es que hoy ha sido un día de pensar, en muchas cosas. Por cierto, mañana viene Merche a Burgos !!!!!!! Yujuuuuuuu !!!!!!!!! Tengo muchísimas ganas de verla. La hecho mucho de menos.
Hoy pensaba ir a Atapuerca, pero he llamado y no había sitio, así que me he quedado en Agés. Por la noche he cenado, como no, con tres italianos. Dos jóvenes, Stefano y Davide y un señor mayor, Maurizio. ¡¡Qué parecidos somos los españoles y los italianos!!
Hoy me he levantado con dolor en las rodillas y en los pies, fatal. Además tenía que volver del polideportivo al albergue. Y para postre me he tirado por lo menos veinte minutos dando vueltas por el pueblo sin encontrar el camino.
Cuando lo he encontrado he estado un buen rato caminando solo hasta que otro italiano me ha salvado. Nos habíamos visto en el albergue de Nájera y hemos empezado a hablar… Otra clase de italiano y castellano. La verdad es que los italianos son gente con la que es muy fácil relacionarse. Este se llamaba Fabio, de Brescia y conductor de tren. Con Fabio no ha habido ninguna conversación profunda como con Alessandro o Antonella, pero nos hemos reído un rato hablando de fútbol y motos.
Al hacer la parada de rigor, él se ha quedado con un grupo de italianos y yo me he juntado con un Justo, un señor de Getafe, que ha tenido tres infartos cerebrales… Y el tío tan pancho, haciendo el camino, que moral… Esto me hace pensar en que por encima de cualquier problema, sea del tipo que sea, está la voluntad de cada uno en superarse.
En Santo Domingo de la Calzada él se queda en el albergue y yo continuo solo hasta el destino, Viloria de Rioja, un pequeño pueblo de 50 habitantes con un curioso albergue donde me tratan super bien. Orietta es italiana casada con un brasileño, los que llevan el albergue. Somos los únicos que hablamos castellano ya que el resto son dos canadienses, tres alemanes y una noruega. Aun así durante la cena que nos ofrecen, nos comunicamos entre el francés de unos y el inglés de otros. Mientras haya voluntad de comunicarse…
Esta mañana me he despedido de Antonella que en Logroño iba a coger un bus para Burgos, porque no tiene días suficientes para hacer todo el camino.
Pero no hay problema… sigo aprendiendo italiano. Nada más salir de Viana me encuentro con Alessandro, un chico de Bologna con el que ya había coincidido alguna vez. Pues nada, hasta Logroño hablando los dos medio italiano, medio castellano, de política, de historia, de porque hacíamos el camino… Vuelvo a constatar que todos los hombres, sean de donde sean, buscan lo mismo.
En Logroño nos separamos porque yo voy a buscar una oficina de correos para aligerar peso. Al final me he desecho de casi dos kilos, cosa que mi espalda, pero sobretodo mis rodillas agradecen inmediatamente.
De Logroño pongo rumbo a Navarrete a una buena velocidad y allí compro la comida. De allí a Ventosa, que era donde pensaba parar, también marcho a buen ritmo, así que como allí y decido continuar a Nájera. Hoy he caminado todo el día solo excepto el rato con Alessandro. Al final de la larga llegada a Nájera me he encontrado con Nacho, un chico madrileño, y hemos llegado juntos al albergue, donde nos han dicho que no tenemos cama. De todas maneras podemos utilizar todos los servicios y dormiremos en un polideportivo. Ahora voy a meter los pies en el río Najerilla, donde estoy tumbado en la hierba… esto es vida
La cena ha estado muy bien. He cenado con Matías el chico de Vic, Andrés de Cartagena y Roberto y Paz, un tanto rarillos… hablan de sus chacras y las energías… Bueno oye, cada loco con su tema, algo que se aprende en el camino es a respetar los pensamientos y las ideas del otro.
Hemos ido a tomar un café y hemos hablado de las experiencias del camino. Yo he contado que casi se me saltan las lágrimas cuando escribía un mensaje a Moisés, Nacho y Marcos. Ha sido un rato muy agradable. Y luego, andando al polideportivo… que pereza…
He tardado mucho en dormirme. Merche me ha dicho que igual viene a verme a Burgos y me he puesto nerviosillo... jeje...
Hoy el día no parecía muy propicio. Me he levantado tarde, a las seis, y me dolían las ampollas y los pies, pero al final no ha sido tan grave. Los primeros kilómetros hasta Arcos, todos en llano, han ido bastante bien a pesar del dolor de pies. Luego, de Arcos a Sansol más de lo mismo. Así que como el que no quiere la cosa a las 11 me había hecho casi 20 km. Lo duro venía después, un montón de sube y baja de aquí te espero hasta Viana. Hasta aquí he ido solo, pero al salir de Sansol me he encontrado otra vez a Antonella y hemos ido hasta Viana charlando medio italiano, medio castellano. Casi al llegar se nos ha juntado el grupo del sacerdote italiano, aunque ellos iban a Logroño. Al llegar al albergue, parroquial como el de ayer, muy buen rollo con los hospitaleros, una pareja joven de León, Héctor y Alba y muy cachondos. Nos han invitado a comer, porque las tiendas ya estaban cerradas para comprar nada… Muy majotes.
Esta tarde he conocido al padre Purroy, hermano de aquel jugador de Osasuna y Ath. De Bilbao que yo coleccionaba en los álbumes de cromos… que pequeño es el mundo… Un tío muy majote que para ser cura, suelta una de tacos… jeje… pero conecta muy bien con la gente. Luego he vuelto a ir a misa y a la bendición del peregrino que las ha hecho él.
Por la noche la cena la ofrecía el albergue. Con los donativos que reciben dan la cena y el desayuno. Además, al acabar, como yo era el único español, Héctor y Alba me han ofrecido ir a tomar algo con ellos y con el padre. Y ni siquiera me han dejado pagar… Hemos tenido una conversación muy interesante de la vida en pareja…
Como casi cada día, a las 6:15 en marcha. Hoy un poco a la expectativa de ver como respondía la rodilla. Y la verdad es que bastante bien. No está perfecta, pero bueno… igual no lo está en todo el camino…
La mañana ha sido ‘suave’. He ido un buen rato con Matias, un chico de Vic, muy majete. En Cirauqui yo me he parado a desayunar y él ha seguido. He ido solo hasta Lorca y allá me he juntado con Sebastian, un chico alemán con el que he ido casi tres horas ¡hablando en inglés! Es protestante y me ha dicho que hace poco que vuelve a ir a la iglesia. Es increíble lo diferentes e iguales que somos los seres humanos. Tan pronto estás hablando con un ‘vecino’ de Vic, como con un alemán de Kiel. En Estella él se ha quedado a comprar y yo he seguido un rato para comprar y comer. El trozo hasta el albergue de Villamayor ha sido durillo, mucho calor y unos cuatro últimos kilómetros bastante cuesta arriba.
Al llegar, me he encontrado con un albergue bastante cutrecillo, pero a la vez, el más cálido de los que he estado. Armando y Ralf son los hospitaleros y son serviciales, amables y simpáticos. Así da gusto dormir en un colchón en el suelo…
Luego he ido a misa con un grupo de italianos en el que va un sacerdote muy joven con ellos y luego ha habido un ‘concierto’ de dos peregrinos muy particulares. Son una pareja de alemanes de unos 50 años que van por el Camino cantando en los pueblos 10 o 15 minutos y luego piden la voluntad. Van vestidos con prendas de estilo medieval y tocan música medieval, la verdad, muy bonito, eso sí, curioso, curioso…
El pueblecillo tiene cincuenta y pico habitantes y hay una paz…
Curiosamente me he encontrado a una señora de Hospitalet que la vi el día que fui a hacerme la acreditación. El Camino es un pañuelo. Lo mejor del día, sin duda, la charleta con Armando y luego sentados en la mesa con más gente.
Solo debo haber andado unos siete kilómetros y ya estoy escribiendo. La rodilla sigue igual. De hecho, he ido al médico. Me ha dicho que no es nada importante, simplemente las bajadas con el peso han hecho que se me inflame el cartílago. Me ha dicho también que puedo seguir tranquilamente pero bajando el ritmo. El camino no me lleva por donde yo tenía previsto. Ahora depende de cómo evolucione la rodilla, puede que no consiga terminar en los días previstos. Dios proveerá…
Esta mañana estaba angustiado pensando que tendría que volver a casa. Ahora empiezo a verlo diferente. Las cosas hay que tomarlas como vienen, no como a uno le gustaría que fueran, tanto en el camino, como en la vida.
Bueno… Ha sido un día duro también, pero al final el pinchazo ha sido más pequeño. Sólo me he quedado a siete kilómetros del sitio previsto. Eso sí, pasando malos ratos. La bajada del alto del Perdón ha sido durilla, y después de comer, desde Uterga hasta Puente la Reina, a parte de la rodilla, el calor ha sido asfixiante, y sin una triste sombra… Pero bueno al fin he llegado y además he comprado cena y desayuno y he ido a misa, con lo que el día no ha sido tan malo como parecía esta mañana… Dios provee. Al final del día me he encontrado con Antonella, una de las chicas italianas del camping, el resto del grupo quedó atrás.
Después de una tarde intensa con conversación metafísica incluida con Paco y Juan, granadinos, César, de Cieza y tres chicas italianas, noche de sueño de un tirón y a las 6:15 en marcha. La primera parte de la etapa, preciosa… Bosques muy frondosos y por la mañana temprano están preciosos, y más después de una noche de lluvia.
Subo el Alto de Mezkiritz sin problemas y llego a Bizkarreta, donde, cuando ya había perdido la esperanza, encuentro una tiendita para comprar algo de desayuno. Luego subo el alto de Erro y bien, pero luego viene la bajada, eterna, larguísima, rompedora…
Llego a Zubiri, donde me pego un buen desayuno y un chico me pregunta por donde va el camino… Al poco de salir alcanzo al chico y empezamos a caminar juntos. Se llama David y es navarro. Llegamos a Larrasoaña, donde él, a priori, se va a quedar, ya que viene de Roncesvalles, pero al final no se quedó porque el albergue no abre hasta las tres y son las diez y media. La encargada del albergue y su hermano nos sellan y nos enseñan un mini museo con cosas que la gente les ha regalado. Desde papiroflexia de japoneses hasta camisetas de la selección brasileña… Un sitio muy curioso. Además nos regalan una cruz del peregrino, la Tau. De allí salimos hacia Trinidad de Arre y empieza la tortura, los pinchazos en la rodilla izquierda… En las bajadas sobretodo, son mortales, intensísimos. No sé que me pasa pero ya no se me quitan hasta llegar a Pamplona. David se queda en Trinidad de Arre y para comer se nos unen dos chicas de Tarragona y Reus. En la comida sale la consabida conversación del catalán, el euskera, etc…
Me despido y me voy hacia Pamplona, atravesando Villava, el pueblo de Induráin y Burlada. Cuando llego a Pamplona con la rodilla echa polvo, descanso un rato y luego voy a la bendición de los peregrinos y me confieso con el sacerdote, muy simpático. Y luego , ¡¡¡ A tomar unos pinchos !!! Que me los he ganado, ¿no?
Tengo un poco de miedo por la rodilla. No sé como va a estar mañana… Dios proveerá.
Ha sido un día, en su primera parte muy espiritual. Me he sentido muy bien conmigo mismo.
Primer día de caminata… Sin palabras. Qué etapa más dura, y no solo por ser la primera. Desde Saint Jean, nada más empezar, unas rampas durísimas, que me río de las de Montserrat… Y así durante 21 Km. Ha sido una tortura… Ha habido tres momentos especialmente duros. Antes de llegar al refugio de Hunto, antes del albergue de Orisson y sobre todo cuando hemos dejado la pista asfaltada y hemos coronado el Col de Bentartea. También luego en el collado de Lepoeder, pero ya no tan intensas… Pero no ha acabado ahí la cosa… Quedaba la bajada a Roncesvalles. Que barbaridad, “pa habernos matao”… ¡¡¡¡¡¡¡Rampas del 25%!!!!!!! Había trozos que era mejor correr porque sino las rodillas… Y por fin la llegada a Roncesvalles… Además nos estaba esperando un arroyo de agua cristalina y congelada que nuestros pies han agradecido enormemente. He hecho casi todo el camino con JuanMi, uno de los chicos murcianos con los que compartí el taxi. Muy majote. El otro, Andrés, llegó una hora después de nosotros y Miguel, el gallego, ni siquiera lo he vuelto a ver. Por cierto, menuda nochecita nos dio… Parreño era un angelito a su lado… La guardia Urbana de Barcelona lo multaría por exceso de decibelios. Y además se juntó con los cuatro gallos de la señora francesa de la casa. Me he tenido que reír por no llorar… Vaya nochecita…
Bueno, el caso es que en Roncesvalles después del preceptivo pinchazo a una ampollita en un dedo, he salido sobre las dos, con toda la solana. He salido hacia el camping Urrobi que es donde he parado hoy. He hecho la primera colada… a ver si se seca bien para mañana.
