Viernes, 8 de agosto de 2008
Después de una tarde intensa con conversación metafísica incluida con Paco y Juan, granadinos, César, de Cieza y tres chicas italianas, noche de sueño de un tirón y a las 6:15 en marcha. La primera parte de la etapa, preciosa… Bosques muy frondosos y por la mañana temprano están preciosos, y más después de una noche de lluvia.
Subo el Alto de Mezkiritz sin problemas y llego a Bizkarreta, donde, cuando ya había perdido la esperanza, encuentro una tiendita para comprar algo de desayuno. Luego subo el alto de Erro y bien, pero luego viene la bajada, eterna, larguísima, rompedora…
Llego a Zubiri, donde me pego un buen desayuno y un chico me pregunta por donde va el camino… Al poco de salir alcanzo al chico y empezamos a caminar juntos. Se llama David y es navarro. Llegamos a Larrasoaña, donde él, a priori, se va a quedar, ya que viene de Roncesvalles, pero al final no se quedó porque el albergue no abre hasta las tres y son las diez y media. La encargada del albergue y su hermano nos sellan y nos enseñan un mini museo con cosas que la gente les ha regalado. Desde papiroflexia de japoneses hasta camisetas de la selección brasileña… Un sitio muy curioso. Además nos regalan una cruz del peregrino,
Me despido y me voy hacia Pamplona, atravesando Villava, el pueblo de Induráin y Burlada. Cuando llego a Pamplona con la rodilla echa polvo, descanso un rato y luego voy a la bendición de los peregrinos y me confieso con el sacerdote, muy simpático. Y luego , ¡¡¡ A tomar unos pinchos !!! Que me los he ganado, ¿no?
Tengo un poco de miedo por la rodilla. No sé como va a estar mañana… Dios proveerá.
Ha sido un día, en su primera parte muy espiritual. Me he sentido muy bien conmigo mismo.
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