Jueves, 28 de agosto de 2008
El último esfuerzo y la recompensa. Por fin, después de 22 largos días he llegado a Santiago. La verdad es que pensaba que me iba a emocionar más, tal vez llorar, pero no. Supongo que el cansancio no deja salir las emociones. Además he ido casi todo el día acompañado por Carl, un chico sueco. Sabía algo de español y hemos ido hablando todo el camino desde las diez o así que me alcanzó. Con él me he vuelto a dar cuenta que todo el mundo busca lo mismo de la vida... Tanto da que seas mediterráneo, nórdico... que del baix llobregat. Y charlando, charlando hemos llegado al Monte do Gozo… Hoy ha sido un día agradable, mucho rato caminando entre bosque, pero del Monte do Gozo a Santiago todavía quedaba una hora y no precisamente a la sombra…
Lo que pasa es que a estas alturas del Camino, la verdad es que te da igual. Lo único que importa es que estás en Santiago.
Al llegar, lo primero que hice fue ir a la catedral y, como no había cola, dar el preceptivo abrazo al Santo. Luego ya, a buscar
Por la noche me fui de vinos y cañas yo solo, je je… Y pasé un rato muy agradable, primero con una puesta de sol desde la plaza del Obradoiro y después sentado en una columna del ayuntamiento, mirando la catedral y escuchando a la tuna… Evocando recuerdos y, ahora sí, asimilando y emocionándome por haber llegado.
Con Carl cerca de Lavacolla
En el Monte do Gozo
Atardecer en la plaza del Obradoiro
La Catedral
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