Bueno, ya estoy en el aeropuerto de Vigo, a punto de volver a casa. Hoy sí que ha sido un día de emociones. Por la mañana me he levantado pronto, a las 8.30. He desayunado chocolate en el Metate y me he ido de compras, nada, 3 camisetas para los peques y el regalo de aniversario de Merche. He visto a Carl y hemos quedado a la una, después de la misa del peregrino. He entrado en la catedral un poco antes porque… por fin llovía!!!, y he aprovechado para confesarme y dado con el padre Genaro, el cura encargado de la acogida del peregrino y de la oficina. Que hombre más agradable… Ha sido un gusto hablar con él.
Luego la misa… Justo antes de empezar nombran a los peregrinos y cuando han dicho, “dos de Barcelona desde Saint Jean”, uff… que sensación… ahí ha sido cuando realmente me he dado cuenta de lo que he hecho… y me he puesto a llorar como un tonto… Ha sido una sensación muy bonita, de culminación de un sueño. Porque para mí, el camino, era un sueño, que gracias a Dios he podido cumplir.
Después de la misa, el Botafumeiro, impresionante, como siempre.
Y luego alegría desbordada, porque nos hemos encontrado con mucha gente con la que habíamos coincidido los últimos días. Todos los italianos de Ligonde, dos chicos de Madrid con los que empecé desde Hospital da Condesa, y luego, después de comer con el grupo con los que cené en Arzúa.
Después de la misa, he ido otra vez de vinos y cañas con Carl y luego a la estación para irme hacia Vigo. Allí había quedado con Luis Mari para despedirnos, que llegó dos días antes que yo. El tío hizo Villafranca – Santiago (
Y nada, tren a Vigo y de Vigo a Barcelona !!!
En la misa del peregrino
Con Luis Mari
Al llegar a Barcelona
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