Día de dos caras. La primera, amable, ha comenzado con una niebla espesa que me ha hecho subir el Alto do Poio por la carretera con unos chicos de Madrid. Luego hemos retomado el camino y las ampollas parecía que iban a respetar la caminata. Todo correcto hasta Triacastela, donde uno de ellos tuvo que ir al médico por las ampollas.
Allá los dejé y tiré hacia Sarria por San Xil, donde me abordó, cosa rara, un francés de Nancy, George, de padre catalán, aunque como la mayoría, solo sabía francés. Hemos ido charlando un buen rato y cuando ha tirado para adelante (llevaba a su mujer con coche de apoyo, el bribón) ha empezado la segunda cara… Ha empezado a dolerme un músculo de la parte inferior de la pierna y la segunda parte de la etapa ha sido dura. Mucho descenso, que es lo que más castiga, suerte que siempre aparecen ángeles de la guarda. Me ha alcanzado uno de los chicos de Madrid y he ido con él hasta la hora de comer y eso me ha hecho ir poco mejor. De todos modos si todo va bien, creo que en tres días puedo estar en Santiago. Ya empiezo a pensar en como me voy a sentir...
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